Sabemos que Jesús nos ha encomendado la misión de ir y hacer discípulos de todas las naciones y, a su vez, enseñar a estos discípulos a hacer más discípulos. La Ruta de Discipulado es una herramienta dada por Dios y diseñada para el cumplimiento de este fin.

 

La Gran Comisión, que encontramos en Mateo 28:19-20, no está enfocada en hacer más creyentes, ni tampoco hacer crecer el número de personas en la iglesia, sino en hacer discípulos de Jesús. Pablo, en 2 Timoteo 2:2, también nos invita a esto: “Lo que has oído de mí ante muchos testigos, esto encarga a hombres fieles que sean idóneos para enseñar también a otros” (NVI). Cuando estamos formando discípulos, por definición estamos preparando personas en una forma intencional para que ellos a la vez puedan formar a otros.

 

La Ruta de Discipulado se encuentra dentro de nuestro Ciclo de Crecimiento donde será necesario reflexionar en las siguientes preguntas: ¿Cómo llegan las personas a formar parte de un grupo de discipulado? ¿Cuáles son las metas y objetivos durante el discipulado? ¿Qué sigue después de completar la Ruta de Discipulado?